Description
El contrato es el vehículo por excelencia para poner en movimiento los derechos subjetivos e incorporarlos al tráfico jurídico. Consciente o inconscientemente lo utilizamos a diario, sea porque nos embarcamos en un medio de transporte público, o cargamos gasolina para nuestro vehículo, compramos una bebida gaseosa, o cenamos en un restaurante, etc., actividades todas que nos hacen parte de alguna figura contractual, grande o pequeña.
Sin este magnífico negocio jurídico parecería extraña nuestra vida social e imposible la actividad económica, pues el contrato tiene lo uno y lo otro; y de hecho es un fenómeno al que se aproximan sociólogos y economistas con la pupila apuntada hacia los perfiles que atrapan el interés de esas dos disciplinas.
Pero por sobre aquello, sin duda relevante, destaca su clásica estatura de operación jurídica, puesto que en último término es el derecho el que le proporciona la posibilidad de desenvolverse legítimamente en los distintos ámbitos, mediante la regulación de sus condiciones de existencia y validez, de la potencia vinculante en su misión creacional de obligaciones, las consecuencias de su incumplimiento, etc. Tiene además en la arquitectura de sus principios y normas fundamentales una plasticidad que le ha permitido adaptarse históricamente a las ideas y prácticas de cada momento, muchas de ellas hostiles, sin arrojar por la borda los valores que forman parte de su equipaje genético, entre los que destacan la función gestante de la voluntad, el estándar irrenunciable de la buena fe y ese robusto mandato atrapado en tres palabras breves pero monumentales: pacta sunt servanda. Estos temas y otros que no viene al caso citar en esta corta reseña, cuyo propósito es suscitar más que informar, estructuran un armonioso estatuto que el presente libro intenta exponer con el nombre de Régimen jurídico del contrato.


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